[1] Elige lo mejor; la costumbre lo hará suave y fácil.
[2] Prefirió su anciana (Penélope) a la inmortalidad.
[3] No hay nadie curioso que no sea también malévolo (Plauto).
[4] ¡Cuánto sufrimos!
[5] Para la envidia no hay días festivos.
[6] Somos el uno para el otro un teatro suficientemente grande (Séneca).
[7] Cuando ya no seas el que eras, no hay razón para que desees vivir (Cicerón).
[8] Grave cosa es morir siendo muy conocido por todos y desconocido para sí (Séneca).
[9] Y vio Dios, al contemplar la obra hecha por sus manos, que todo era bueno (Génesis, I, 31).
[10] Al que todos considerarían capaz de gobernar aunque no hubiera gobernado.
[11] Vespasiano fue el único que, siendo emperador, cambió para mejorar (Tácito).
[12] Tan bueno que no vale para nada.
[13] (La frase no es de Tácito sino de Salustio): Los deseos de los príncipes son, por lo común, vehementes y contrarios entre sí (Guerra de Yugurta).
[14] Recuerda que eres hombre. Recuerda que eres Dios o representante de Dios.
[15] Envíalos desnudos entre extranjeros, y ya verás.
[16] A él no le queda otra esperanza sino, sencillamente, mirar la seguridad del emperador (Tácito).
[17] Un hombre prudente mira dónde pisa, el necio cae en el cepo.
[18] Amantes de sí mismos, sin rival.
[19] La sospecha es la licencia de la fe.
[20] Muchacho, deja el látigo y mantén con fuerza las riendas (Ovidio).
[21] Al procurar el acrecentamiento de sus bienes, se veía que no buscaba el provecho de la avaricia sino los medios de hacer el bien.
[22] El que se apresura a enriquecerse no es inocente (Proverbios, 28, 20).
[23] Rey de las regiones infernales.
[24] Con el sudor de la frente de otro.
[25] Apresaba testamentos y huérfanos como con red (Anales, XIII, 42).
[26] El otoño de las personas hermosas es hermoso (Plutarco).
[27] Primavera perpetua (Virgilio).
[28] Pide lo injusto para conseguir lo justo (Quintiliano).
[29] Los estudios influyen en las costumbres (Ovidio).
[30] Literalmente, «partidores de caminos».
[31] Cita incorrecta de un pasaje de Cicerón: «Quienes escriban libros sobre la inutilidad de la gloria, que se cuiden de poner su nombre en la portada».
[32] Por una especie de arte, convertía en ostentación cuanto decía y hacía.
[33] Que ponen la vida en el aguijón (Virgilio).
[34] Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
[35] Un paño más grueso para el honor.
[36] Las injurias vulgares.