1. Se trata de kotos, chino uno y japonés el otro.
2. El padre o el marido de la autora: tal vez ambos. En principio, sólo los hombres leían en chino..
3. Del Diario de Murasaki Shikibu, véase Izumi Shikibu, Murasaki Shikibu, Diarios de Sarashina, Diarios de damas de la corte Heian, versión de Xavier Roca-Ferrer, Ediciones Destino, Barcelona, 2007.
4. Seguramente, los defensores de una interpretación búdica de la novela, que ven en ella no tanto la historia de una o más personas como la de un karma (Genji/Ukifune), no estarán de acuerdo con esta afirmación. De todos modos, en la concepción búdica del universo —monista, y, por lo tanto, muy alejada del dualismo cristiano— la línea que separa lo laico de lo numinoso, lo físico de lo metafísico, lo material de lo espiritual, es prácticamente inexistente. (X. R.-F.)
5. H. Bloom está demasiado enraizado en la tradición judeocristiana para darse cuenta de que lo que él percibe como «otro cuento» no lo es en absoluto, sino la continuación de la historia del mismo karma que fue Genji hasta su disolución definitiva gracias a su reencarnación posterior en la infeliz pero heroica Ukifune. (X. R.-F.)
6. ¿Sólo secular? No estamos tan seguros. Otra cosa es que la novela ofrezca tantos niveles de excelencia que «admita» una lectura secular o laica, que es a la que han tendido por razones obvias la mayor parte de sus admiradores occidentales. Seguramente, el público de su época la leía de muy distinta manera. (X. R.-F.)
7. Ichijo Kaneyoshi (1402-1481) fue el estadista más relevante y prestigioso de su tiempo, habiendo ocupado los cargos de primer ministro, regente y gran canciller. Hombre muy erudito, destacó también como poeta, crítico y filólogo, y dedicó treinta libros a comentar el Genji.
8. Szentkuthy, Miklós, Europa Minor (1941). Citado a partir de la traducción francesa, publicada en Editions Phébus, Paris, 2006, p. 51 y ss.
9. De hecho, el «traslado» se produjo en 784, pero hubo una capital intermedia que fue rápidamente abandonada en favor de Heian Kyo (794).
10. Morris, Ivan, The world of the Shining Prince. Lo utilizaremos a través de su traducción francesa: La vie de cour dans l’Ancien Japon au temps du Prince Genji, Paris, Gallimard, 1964, p. 133.
11. Estos cargos «supernumerarios» se fueron creando a medida que los ordinarios resultaron insuficientes para satisfacer la «sed de prebendas» de las familias nobles, a las que había que contentar y alimentar. Piénsese que en un sistema poligámico como el japonés, el número de vástagos «que había que colocar» de un solo padre era enorme. Claro que estaban los puestos de gobernador de provincias y sus pequeñas «administraciones», pero incluso contando con ellos resultaban insuficientes.
12. Hearn, Lafcadio, Japan: an Interpretation, Macmillan, New York-London, 1904, p. 79.
13. Esta situación cambió en el período Edo (XVII-XIX). Un decreto de Tokugawa Ieyasu, vigente hasta el siglo XIX, dispuso lo siguiente: «La posición de la esposa frente a la concubina es la misma que la del señor frente al vasallo. El emperador puede tener hasta doce concubinas imperiales. Los príncipes hasta ocho. Los altos funcionarios hasta cinco. Los samuráis hasta dos criadas. Por debajo de ellos, cada hombre tendrá una sola mujer».
14. Morris, I., op. cit., p. 202.
15. Frente al llamado Hinayana o Teravada (o del «pequeño vehículo»), que es, según parece, el más fiel al pensamiento de su fundador, en cuanto no está «contaminado» por la piedad y la metafísica hinduistas y resulta difícilmente asimilable a una verdadera «religión», que ha prevalecido en países como Sri Lanka (Ceilán) o Myanmar (Birmania). Mientras el Hinayana persigue sólo la iluminación y liberación individuales, el Mahayana, gracias a la colaboración de los bodisatvas (los «santos» del budismo), aspira a la de todos los seres.
16. La ceremonia llamada del hakama.
17. Para una exposición más completa y detallada de todo lo anterior véase la obra completa de Federico Lanzaco Salafranca, Introducción a la cultura japonesa. Pensamiento y religión, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2000; y A history of Japanese Religion, ed. K. Kasahara, Tokio, Kosei, 2003.
18. Morris, I., op. cit., p. 29.
19. Sei Shonagon, Notes de chevet, Traduit du japonais par André Beaujard, Paris, NRF, Gallimard, 1966, p. 25.
20. Morris, I., op. cit., p. 179.
21. Bowring, R., Murasaki Shikibu: The Tale of Genji, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, p. 12.
22. Morris, I., op. cit., p. 178.
23. Murasaki Shikibu, Le Dit de Genji, «Magnificence», traducción de R. Sieffert, POF, Paris, 1988, Introduction, p. XIX-XX.
24. Rubio López de la Llave, Carlos, en Heike Monogatari, Gredos, Madrid, 2005, p. 37.
25. Téngase en cuenta que la reencarnación búdica no tiene nada que ver con la tansmigración de las almas de los pitagóricos, porque el budismo no conoce el concepto de «alma» como entidad más o menos individualizada y permanente, sino que parte de su negación (atman=«no yo»). La pregunta que surge inmediatamente es: ¿qué es, pues, lo que realmente se reencarna? Ante la misma, el maestro zen nos golpearía con su bastón y guardaría silencio.
26. Rubio López de la Llave, Carlos, op. cit., p. 49.
27. Según el Mahayana todos los fenómenos carecen de existencia independiente. Por ello, en su sentido último, hombre, mujer, superior, inferior, etc., son atributos relativos, que carecen de realidad propia. Por otra parte, la vacuidad, aunque está más allá del género, se simboliza en forma femenina y sus manifestaciones pueden ser tanto masculinas como femeninas (Avalokita, Guan-jin, Kannon, Tara son femeninas). De todos modos, uno de los votos de los practicantes del vairayana (o «camino esotérico» del Mahayana) es «no despreciar a las mujeres». Es obvio que la razón de la prohibición sólo se explica porque minusvalorar a la mujer era una práctica muy extendida debido a la configuración patriarcal preexistente de la sociedad.
28. Murasaki Shikibu, Her Diary and Poetic Memoirs, A Translation and Study by Richard Bowring, Princeton, Princeton University Press, 1982, p. 140.
29. Baste recordar el Don Juan Tenorio de nuestro don José Zorrilla, único drama romántico del repertorio español que ha venido representándose casi hasta nuestros días.
30. Segarra, M., «Ressemblance et identité: Marguerite Yourcenar et le Genji Monogatari», en la obra colectiva L’universalité dans l’oeuvre de Marguerite Yourcenar (vol. 2), S. I. E. Y., Tours, 1995, p. 74.
31. Szentkuthy, M., op. cit., p. 87.
32. Segarra, M., op. cit., p. 79.
33. Szentkuthy, M., op. cit., p. 61. En este sentido cabría decir que Murasaki recuerda a Genji Fujitsubo, la cual, a su vez, evoca en él la imagen de la madre que no conoció, Tamakazura le recuerda a su madre, Yugao, que murió en sus brazos, la joven Akikonomu a Rokujo, que fue su primera amante, etc.
34. Miyeko Murase, The Tale of Genji, Legends and paintings, Introduction by…, The British Museum Press, London, 2001, p. 4.
35. D. y V. Elisseeff, L’art de l’Ancien Japon, Paris, Mazenod, 1980, p. 274.
36. Dos leyendas explican el origen del nombre con el que ha pasado a la historia la autora de la novela. Una dice que lo recibió como una alusión jocosa al de la heroína, Murasaki, de su obra maestra. Más encanto tiene aún la otra. Parece que su madre fue una de las amas del emperador Ichijo, que la apreciaba tanto que dio este nombre a su hija por un viejo poema que decía: «Cuando la hierba púrpura (murasaki) está en el apogeo de su color, / apenas se distinguen las demás hierbas del campo». Murasaki es el nombre del espliego, y, a partir de ahí, ha acabado significando un color que abarca todos los tonos del púrpura, violeta y lavanda.
37. A la misma novela nos remitimos: «Genji vivía en la corte y cuando cumplió siete años, protagonizó la ceremonia de la lectura de los clásicos chinos, y los que lo escucharon decían que nunca antes nadie lo había hecho tan bien», nos explica la autora en el capítulo 1. Esta ceremonia de iniciación cultural estaba reservada a los hombres.
38. La crítica distingue dos tradiciones textuales distintas, remontando la primera —o versión Kawachi— a la recopilada por el prefecto de Kawachi, Minamoto Mitsuyuki (1163-1235) y su hijo Chikayuki, y la segunda —o versión Aobyoshi— a la hecha por el famoso poeta Fujiwara Teika (1162-1241).
39. Ikeda Kikan es, sin lugar a dudas, el mejor murasakista del siglo XX, y su colección de estudios en ocho volúmenes, Genji Monogatari Taisei, Tokio, 1953-1958, resume una vida tan intensa como fructífera dedicada a la obra, constituyendo el vademécum imprescindible para cuantos quieran adentrarse en todos sus recovecos y tengan la suerte de leer en japonés.
40. Ello no debe extrañarnos: el cristianismo de los primeros siglos debatió largamente sobre si las mujeres tenían alma o no.
41. Murasaki Shikibu, Her Diary and Poetic Memoirs, A Translation and Study by Richard Bowring, Princeton, Princeton University Press, 1982, pp. 139-141.
42. Existe una versión inglesa.
43. Esta versión fue presentada en el Festival de Cannes de 1952, donde ganó el premio a la mejor dirección artística.
44. Decimos casi completa porque Waley suprimió un capítulo entero y podó algunos momentos que le parecieron excesivamente subidos de tono o innecesarios para la comprensión general de la obra. Entre una cosa y otra, podría afirmarse que a su Genji le falta de un diez a un quince por ciento del original.
45. George Bousquet (1875), en Le voyage au Japon, Anthologie de textes français 1858-1908, ed. Patrick Beillevaire, Editions Robert Laffont, S. A., Paris, 2001, p. 723.
46. Hearn, L., op. cit., p. 14.
47. Anthology of Japanese Literature, ed. Donald Keene, Penguin Classics, 1968 y 1978, pp. 74-76.
48. Hemos utilizado la primera edición en un solo volumen, publicada por Allen & Unwin Ltd., London, 1935, en su reedición de 1953. El autor la compró hace muchos años en una librería «de viejo» especializada en libros sobre Oriente y el islam que estaba delante del Museo Británico y que, desgraciadamente, ha desaparecido. Aquella afortunada compra fue el principio de una larga historia de amor que ha cristalizado en esta versión.
49. Lo sigue publicando José J. de Olañeta, Editor, «El Barquero», Palma de Mallorca, 1992, 2000, 2002 y 2004, entre otros libros de temática nipona como el famoso Libro del Té, de O. Kakuzo, o El Bushido. El Alma del Japón, de Inazo Nitobe.
50. Yokihi en japonés. Trágica historia de amor ocurrida en China. El emperador Hsüan Tsung (713-762), habiendo sucumbido a los encantos de una mujer bellísima, llenó de cargos y favores a sus parientes hasta provocar el descontento general y, a la postre, un levantamiento militar, la rebelión de An Lu-shan. En el último momento, la bella concubina, que amaba mucho al soberano, le salvó la vida y el trono dejando que los rebeldes la ahorcaran. El gran director de cine japonés Kenzo Mizoguchi rodó una bellísima película sobre esta historia.
51. La paulonia (Paulownia tormentosa) —kiri en japonés— es un árbol de la familia de las escrofulariáceas, de hojas grandes y ovaladas y flores tubulares violáceas y negras. Su nombre científico fue el homenaje de un botánico a una princesa rusa.
52. La ceremonia llamada del hakama.
53. Tal como se ha dicho en la introducción, el budismo japonés no se contentaba con ver en la condición humana algo triste e impermanente. La perspectiva empeoraba desde el momento en que, en tiempos de Murasaki, se creía que el mundo entero vivía ya o estaba a punto de vivir una fase de decadencia (o mappo), durante la cual el pueblo dejaría de obedecer y de respetar las enseñanzas de Buda (algo así como un apocalipsis búdico).
54. Por prohibirlo el protocolo.
55. Instrumento de origen chino que consiste en una especie de arpa horizontal con las cuerdas montadas sobre un soporte-caja de resonancia estrecho y alargado de madera que parece una mesita baja. Distínguese el koto chino de trece cuerdas (so no koto) del japonés, que sólo tiene seis (wagon). Una variedad intermedia es el kin o sin, koto chino de siete cuerdas muy popular en el siglo IX y que a mediados del X cayó en desuso. Tocarlo (algunos personajes de la novela lo hacen) se consideraba un esnobismo o una extravagancia en tiempos de Murasaki.
56. Kokinshu, 647.
57. Hagi: planta parecida a nuestro trébol. Es obvio que el emperador se refiere a su hijo.
58. Poema del chino Po Chu-I sobre las desventuras de Yang Kuei-Fei.
59. En el poema de Po Chu-I citado, el emperador envía a un mago para que busque a su amada Yang Kuei-Fei en el otro mundo y el mago regresa con una aguja de cabello de ella.
60. El emperador cita el poema de Po Chu-I.
61. Las dos de la madrugada. Téngase en cuanta que el «día» japonés se dividía en doce horas (y no en veinticuatro), de manera que cada una de ellas duraba el doble que una nuestra.
62. En realidad, el nombre de Genji, no es lo que nosotros entendemos por un nombre propio, sino un apelativo honorífico que se daba a los hijos de un emperador que no eran príncipes «de la sangre» (miya), y, por tanto, si eran varones, jamás se convertirían en herederos aparentes. Será el origen (gen) de una nueva línea (ji). Tiene prohibida la sucesión en el trono, pero se beneficia de unos emolumentos oficiales, que puede legar a sus descendientes. Por tanto, en puridad habría que llamar al protagonista «el Genji» tout court, pero los traductores lo evitan, y usan «Genji» en funciones de nombre propio. Así hablan de Prince Genji (Waley) o de Prinz Genji (Benl), lo cual no deja de ser una redundancia.
63. Planta papilionácea de jardín con flores en grandes racimos originaria de China (Glicine sinensis). En japonés, fuji.
64. Las tres de la tarde.
65. Los niños llevaban el pelo peinado formando dos colas gemelas (mizura), una a cada lado de la cabeza.
66. Se trata indudablemente de un miembro de la familia Fujiwara, aunque Murasaki no lo diga nunca de manera explícita.
67. Es decir, el pabellón de las Paulonias.
68. Árbol no identificado que se utilizaba para fabricar escobas. Su nombre significa literalmente «árbol-escoba» (broom-tree, arbre-balai). Siguiendo a Benl, mantenemos el nombre original.
69. La mansión del ministro de la izquierda está en la avenida de Sanjo, y la que Genji ha heredado de su abuela en la de Nijo.
70. Como Murasaki Shikibu, la autora de la novela.
71. Como Kiritsubo, la madre del protagonista.
72. No aparece en el Genji referencia alguna a relaciones de tipo homosexual, a menos que se quiera ver en la relación pasajera entre el héroe y Kogimi, el hermano de Utsusemi, algo de este tipo, pero nos consta que el homoerotismo no era en absoluto desconocido en la época Heian. Cuando la autora quiere dar a entender que un hombre admira la belleza de otro o se siente atraído por ella, no deja de incluir esta salvedad específica: «si fuera mujer».
73. Personaje legendario.
74. Lugares comunes poéticos.
75. Se trata del tokonatsu, clavel silvestre o enano.
76. Creían los japoneses que la aparición de una araña anunciaba la visita de un ser querido. Hay más alusiones a esta superstición a lo largo de la obra.
77. En su Diario, Murasaki Shikibu se burla de su colega y rival Sei Shonagon por su afición a escribir en chino.
78. Los japoneses llamaban así al planeta Saturno. Recuérdese lo dicho en la introducción sobre las supersticiones de los japoneses, y, en especial, sobre este tipo de tabúes.
79. Chujo significa «capitán», que era el grado de Genji en la guardia imperial. Seguramente llamaban también Chujo a la criada porque era hija o esposa de un capitán, práctica muy habitual en la época.
80. ¿Qué ocurrió realmente entre ambos en la noche que compartieron? La mayor parte de traductores y comentadores sostienen que nada físico. Sólo Royall Tayler opina lo contrario.
81. Se dice que, contemplado de lejos, el hahaki-gi o «árbol-escoba» parece un árbol tupido de copa generosa, pero que, visto de cerca, resulta un arbusto insignificante.
82. En este poema la dama se queja de su condición, tan inferior a la de Genji. Ser la esposa de un gobernador de provincias no constituía ningún honor especial en el Japón Heian.
83. Frase de dudosa interpretación. Algunos críticos han sugerido una eventual relación homosexual —la única que aparece en toda la obra— entre el hermano de la dama y el protagonista. Se sabe que la homosexualidad era corriente en tiempos de Murasaki, pero ni la autora del Genji ni su deslenguada rival Sei Shonagon hablan nunca explícitamente de ella, a diferencia de lo que ocurrirá en la literatura japonesa posterior. Véase Morris, I., op. cit., p. 299, n. 39.
84. Utsusemi significa «el caparazón de la cigarra». A partir del poema anterior, la tradición literaria ha elegido este nombre para designar a la mujer del gobernador.
85. Gosenshu, 718.
86. En el texto no se nos informa de entrada sobre la identidad de Rokujo. El lector la encontrará en el Dramatis Personae de nuestra versión. Sorprende que Murasaki Shikibu no nos haya explicado el comienzo de la relación de Genji con esta dama y no es imposible que se haya perdido un libro dedicado a ella. El prestigioso literato del XVIII Motoori Norinaga (17301801) llegó a escribir este capítulo «perdido» y lo tituló «El reposabrazos».
87. Uno de los más humildes y peor conservados de la ciudad.
88. Yugao en japonés. Se trata de la Lagenaria siceraria, planta trepadora de la familia de las cucurbitáceas, de flores blancas y frutos parecidos a la calabaza.
89. Buda Amida, versión japonesa de Amithaba Buda, figura central del amidismo o budismo «de la Tierra Pura».
90. Asagao. Se trata de la Calendula officinalis, en español dondiego de día, y bluebell en inglés.
91. El protagonista tiene ahora unos diecisiete años.
92. Se trata del fantasma de los celos de Rokujo, al que los japoneses llamaban ikiryo. Este desdoblamiento fatal de una mujer celosa, contra el que no puede luchar, entre una personalidad «buena» y otra «maligna», recordará forzosamente al lector occidental el «extraño caso» del doctor Jeckyll y míster Hyde, de R. L. Stevenson, escrito nueve siglos más tarde.
93. Los japoneses creían que el contacto con un cadáver contaminaba a los vivos, y éstos debían abstenerse de relacionarse con los demás durante un cierto tiempo mediante un discreto retiro para no contagiarlos hasta «limpiarse». Las manifestaciones de esta creencia (presente en la mayoría de las civilizaciones antiguas y sociedades primitivas) son muy numerosas a lo largo del libro.
94. Por la muerte de Yugao, no por la de un criado.
95. Kannon (Guan-jin en chino) es una versión del bodisatva de la misericordia Avalokiteshvara, que fue muy popular y adorada en todo el mundo búdico y, especialmente, en China y Japón. Frecuentemente se representaba como una mujer y con multitud de brazos. Su culto recuerda mucho el de la Virgen María entre los católicos. Los bodisatvas (en japonés, bosat-su) eran los «santos» del budismo: hombres extraordinarios que, habiendo hecho méritos suficientes para entrar en el nirvana, preferían quedarse fuera de él para ayudar a otros a romper el samsara o la cadena de las reencarnaciones y liberarse definitivamente.
96. El de Buda Amida.
97. Algunos traductores relacionan el término «templo» con el budismo y el de «santuario» con el sinto, pero, dado el sincretismo religioso de la época, se trata de una distinción arbitraria.
98. El encuentro entre Genji y la bellísima hija de Yugao (Tamakazura) se producirá diecinueve años después y será el tema principal de varios capítulos de la obra.
99. Referencia al canto de la cigarra.
100. Parece que este «nudo» es la única noche que pasaron juntos.
101. Según las enseñanzas del Abhidharma Kosa Sastra, el espíritu de los muertos «vive» una vida extraña durante cuarenta y nueve días a contar de su fallecimiento, y en el quincuagésimo se reencarna.
102. Se trata de «la dama de Akashi». Unos cuantos años más tarde, durante su exilio, Genji la conocerá y tendrá una hija de ella. Murasaki lo cuenta en el capítulo 13.
103. El rocío es la monja misma que cuida de su nieta.
104. Seguramente hacerla entrar en el palacio imperial.
105. La primera floración de los cerezos suele ser en abril, pero existen unos cerezos «tardíos», que lo hacen a fines de mayo o en junio (después del día veinte del cuarto mes lunar, según el calendario nipón).
106. Tal como se ha dicho, se trata de un instrumento chino pasado de moda que sólo parecen apreciar los ancianos.
107. Genji alude a un poema que todos los niños de la época conocían.
108. Murasaki calla discretamente en qué consistieron exactamente estas atenciones.
109. Obsérvese que los héroes de Murasaki son, por regla general, muy pusilánimes y dados al llanto. La enérgica virilidad que ha solido caracterizar a los héroes de la literatura occidental no estaba de moda en el mundo de Genji.
110. Seguramente se refiere a la de Rokujo.
111. Este encaprichamiento de Genji por una niña de diez años puede parecer aberrante al lector contemporáneo, pero debe recordarse que Akiko, hija del poderoso canciller Fujiwara no Michinaga, luego la emperatriz a la que sirvió Murasaki, tenía once años cuando se desposó con el emperador Ichijo, ocho años mayor que ella y ya casado a la sazón con una prima. Y no se trata de un caso excepcional.
112. Murasaki quiere decir «espliego» o «lavanda» y, por extensión, «púrpura». Es la Lavandula angustifolia, planta herbácea de cuyas raíces se extrae un tinte purpúreo utilizado en Japón para teñir tejidos.
113. Genji se refiere seguramente a hijas de la servidumbre que vivían en la mansión.
114. Alusión obvia a Fujitsubo (la hierba prohibida) y Murasaki (la hierba húmeda de rocío de Musashi), que son tía y sobrina.
115. Referencia al palacio imperial.
116. Se trata de la hija secreta de To no Chujo y Yugao.
117. Se trata de la cortina del «biombo de aparato» o kichó, mueble imprescindible en todas las casas y palacios Heian para hacer posible que hombres y mujeres conversaran entre sí sin verse.
118. Los maestros del zen tocaban una campanita para ordenar a sus discípulos que se pusieran a meditar en silencio.
119. O Naikyobo. Allí se enseñaba a las instrumentistas y danzarinas de palacio.
120. El azafranillo o alazor (bot. Carthamus tinctorius) es una planta espinosa, de cuyas flores se extrae un tinte rojizo. Sus semillas se dan a las aves para cebarlas.
121. Poma de Tosa en el Gosenshu, 683.
122. Cita del Manyoshu, 2325.
123. Parece que esta canción aludía también a una mujer afeada por una nariz muy roja.
124. Genji parafrasea (y, de hecho, invierte) un poema muy popular en la época que decía: «Antes no nos separaba ni el grueso del tejido de una túnica./¿Quieres que ahora nos separen noches y más noches?»
125. Se trata de una comparsa de cortesanos llamada Otokotoka que visitaba los palacios y cantaba en cada uno de ellos canciones festivas.
126. Kokinshu, 28.
127. Prácticas habituales entre las mujeres de la aristocracia Heian. Se depilaban las cejas y se pintaban dos manchas más o menos rectangulares encima de los ojos. También se teñían los dientes de negro. Esta última costumbre acabó por extenderse a todas las mujeres japonesas, pero sólo a partir de que contraían matrimonio.
128. Cuando Heichu iba a visitar a su amada, solía salpicarse las mejillas con agua para hacerle creer que había estado llorando. La dama lo puso en evidencia mezclando tinta negra con el agua del jarrón que el joven utilizaba para su truco.
129. Otra consorte del emperador.
130. Rito que se celebraba la noche anterior al año nuevo, es decir, la noche del último día del mes duodécimo. En su versión oficial, era tutelado por los funcionarios del ministerio del centro junto con los maestros del Yin-Yang, y consistía en un exorcismo muy complejo. Lo ejecutaba un chambelán disfrazado con una máscara de oro y una falda roja, que recorría el palacio imperial seguido por veinte asistentes haciendo vibrar la cuerda de su arco, lanzando flechas al aire y golpeando un escudo para echar a los malos espíritus. No obstante, en las casas particulares también se reproducía el exorcismo con medios más modestos.
131. Es decir, era una Fujiwara.
132. Gosenshu, 199.
133. Kokinshu, 167.
134. Manyoshu, 1398, y Suishu, 967.
135. Kokinshu, 683.
136. Cuando no se especifica debe entenderse que se trata del koto chino «normal» de trece cuerdas. Recuérdese que el japonés tiene seis, y el chino «especial» (por anticuado), siete.
137. Seguramente se está refiriendo a la princesa Rokujo, aunque también podría tratarse de su esposa Aoi.
138. Kokinshu, 892.
139. Saneakira shu, 28. En este poema, como en el anterior, aparece la palabra Oaraki.
140. Referencia a la supuesta promiscuidad de Naishi.
141. Suishu, 864.
142. El biwa, instrumento popular propio de los músicos ambulantes.
143. Canción popular o saibara procedente aún del siglo VIII (época Nara), que los nobles Heian incorporaron a su repertorio de música cortesana (gagaku).
144. Se trata de otra canción saibara, llamada Azumaya.
145. El llamado ho, prenda que los cortesanos llevaban encima de los uchikis, y que era del color correspondiente a su rango.
146. La «ola» es To no Chujo y la «playa», Naishi.
147. El mero hecho de ser esposa del emperador no confería automáticamente el título de emperatriz. Téngase en cuenta que los emperadores Heian tenían pluralidad de consortes. Por ello era práctica habitual que el soberano designase a una de ellas —no necesariamente la «primera esposa»— emperatriz en el momento que estimara oportuno, en este caso poco antes de abdicar. Esta designación iba a permitir a Fujitsubo mantener una pequeña corte después de la abdicación de su esposo.
148. Y no de la familia Fujiwara, que era la que de facto detentaba el poder.
149. El palacio imperial.
150. Tal como se ha dicho ya, la floración de los cerezos suele ser en abril, pero existen unos cerezos «tardíos», que lo hacen a finales de mayo o en junio (después del día veinte del cuarto mes lunar, según el calendario nipón). Es obvio que aquí se habla de la primera floración.
151. Shinkokinshu, 55.
152. Se trata, efectivamente, de la quinta hija del ministro, Oborozukiyo («Claro de luna brumoso»), hermana pequeña de Kokiden, y destinada por la familia a convertirse en consorte imperial.
153. Aunque, como regla general, los nobles Heian hacían las dos comidas principales del día a las diez de la mañana y a las cuatro de la tarde, lo cierto es que no existían horas preestablecidas para comer o acostarse. Esa irregularidad de los horarios otorgaba un aspecto amorfo a los días. Genji y sus amigos se iban a dormir cuando estaban cansados y tenían sueño, con total independencia de la hora que fuese.
154. Genji ya era yerno del ministro de la izquierda, pero, dada la poligamia Heian, nada impedía que lo fuera también del de la derecha.
155. Uno de los pocos deportes populares entre la aristocracia Heian, una sociedad, por otro lado, muy poco «deportiva». También hacían ejercicio con la hípica, la caza menor y un juego de pelota que recuerda vagamente el fútbol llamado kemari.
156. Alusión al palacio del ministro de la derecha, padre de la muchacha, en el que se acaba de celebrar un campeonato de tiro con arco.
157. Se trata del emperador Suzaku, hijo de Kokiden y hermanastro de Genji.
158. El gran santuario sinto de Ise era el equivalente del Vaticano o de la Meca en Japón. Cuando el día primero del año se celebraba el ritual del «Homenaje a los cuatro puntos cardinales», el emperador salía al jardín del palacio imperial y se arrodillaba de cara al santuario de Ise para proceder a las oraciones y las prácticas rituales.
159. Recuérdese que Rokujo tenía siete años más que Genji, de modo que, si en este capítulo el príncipe ronda los veintidós años, Rokujo tiene veintinueve.
160. Santuario sinto cercano a Heian Kyo, ciudad que lindaba por el este con el río Kamo. Allí se celebraba a principios del segundo mes el festival de Primavera para obtener buenas cosechas, y en el cuarto el fastuosísimo festival del Kamo, con procesiones y danzas.
161. Tirados por bueyes, ya que el caballo no era animal «de tiro» en el Japón Heian, como ya se ha dicho.
162. También conocido como Momozono. Se trata del padre de Asagao.
163. El episodio de los carruajes tiene lugar el día de la purificación o de las lustraciones, preparatorio del festival del Kamo, el más importante del año. El verdadero festival (matsuri) se celebraba unos cuantos días después. Los participantes, adornados con guirnaldas de acebo y laurel, escoltaban a la gran vestal al santuario del alto Kamo, donde se representaban antiguas danzas sagradas, y, luego, de regreso a su palacio. Allí se servía un gran banquete que ponía punto final a la fiesta.
164. La niña se refiere sutilmente a la proverbial inconstancia de Genji.
165. Referencia a Aoi o a Murasaki.
166. Referencia a la promiscuidad de la dama.
167. Como el fruto hermoso pero incomestible del acebo. De ahí que la tradición literaria haya designado con el nombre de Aoi («acebo») a la esposa de Genji: al igual que las bayas de esta planta, la mujer del príncipe es, a juicio de la anciana celosa, muy bella pero carente de todo sabor.
168. Porque, al acercarse un parto, había muchos espíritus malignos en el aire.
169. Téngase en cuenta que la gran vestal de Ise es una sacerdotisa sinto y, por lo tanto, no pueden celebrarse ritos budistas cerca de ella.
170. Recuérdese el episodio de la muerte de Yugao y lo que allí se explica acerca de los ikiryo.
171. El luto de las mujeres era más riguroso que el de los hombres.
172. Cuando una tela se moja, adquiere un tono más oscuro.
173. Rokujo parece referirse al niño y a los suegros de Genji.
174. Llamada en japonés Avenida Roku (o Roku-jo).
175. La cita corresponde a un poema chino del poeta Liu Mengde (siglo IX).
176. El «clavel» es el hijo de Genji y el «otoño», Aoi.
177. En Japón estaba mal visto llorar en público.
178. En este momento de la historia Murasaki tiene ya catorce o quince años y Genji veintiuno o veintidós.
179. En el día del Puercoespín del décimo mes era costumbre comer unas pastas o pastelillos especiales de siete clases diferentes para asegurar buena salud y prosperidad, pues este animal era un símbolo de fertilidad y de potencia.
180. Es decir, sólo quiere tres pastelillos. El diálogo está lleno de referencias a una antigua tradición nupcial: tres días después de la consumación del matrimonio, el marido comía tres pastelillos dedicados a la pareja divina Izanagi e Izanami (los Adán y Eva de la mitología japonesa). Genji se esfuerza por dar a su unión un tanto precipitada con Murasaki el carácter de un matrimonio formal.
181. Se trata del sakaki, variedad de la familia de las camelieras.
182. El cedro era tradicionalmente el árbol «de la hospitalidad».
183. El río Katsura discurre por el oeste de la capital, mientras que el Kamo lo hace por el este.
184. Kokinshu, 701.
185. El incorregible Genji empieza a pensar en la posibilidad de una liaison con la hija de su amante Rokujo. Las grandes vestales de Ise solían cambiar con la subida al trono de un nuevo emperador.
186. El príncipe Zembo, su difunto marido, era el heredero aparente cuando se casó con ella. Su muerte prematura impidió que subiera al trono.
187. Río de Ise.
188. Uno de los accesos de Heian Kyo, donde había un puesto de consumeros.
189. Osaka quiere decir «Colina de los Encuentros». No debe confundirse con la ciudad actual del mismo nombre, que entonces se llamaba Naniwa.
190. Reizei, hijo de Fujitsubo y de Genji.
191. Los Fujiwara.
192. El día que precede a la reencarnación.
193. Es decir, sobre las cuatro de la madrugada.
194. Parece que se trata de un cordón (yudasuki) tejido con fibra de corteza de morera, que los fieles usaban para atarse las mangas durante las ceremonias. El poema parece referirse a algo ocurrido antes entre Genji y Asagao, que no se explica en la novela.
195. Canon de doctrina budista aprobado y predicado por la escuela Tendai (del chino Tien’tai).
196. Kokinshu, 297.
197. Parece que la frase (que es una alusión a un episodio de la historia de China) pretende dar a entender que Genji está preparando una rebelión condenada al fracaso.
198. Se refiere a las cartas que envía a Fujitsubo sin nombrarla.
199. El monte Hiei estaba lleno de monasterios y templos dedicados al budismo de la escuela Tendai.
200. Gosenshu, 1093. En japonés la palabra «pescador» (ama) suena igual que «monja». Genji está jugando con la homofonía de ambos términos. Ello explica el sentido de los dos poemas que siguen.
201. Genji.
202. Genji tiene ahora veinticinco años.
203. Se refiere al propio Genji.
204. El laurel y el acebo eran, se ha dicho ya, las dos plantas vinculadas a este festival.
205. A pesar de sus encantos personales, Genji, caído en desgracia, ya no interesa a algunas damas.
206. Antiguas danzas cortesanas, quizás importadas de China, que se bailaban en determinadas ceremonias del palacio imperial.
207. Por el poema sobre «la aldea de las flores que se deshacen» (hanachirusato).
208. Suma está a unos cien kilómetros de Kioto (Heian) y muy cerca de la ciudad actual de Kobe. Se trata de una estrecha playa protegida por colinas. El lugar era muy conocido por sus hornos de sal. Allí se exilió el poeta Ariwara no Yukihira (818-893).
209. Genji evoca el humo de la hoguera cuando tuvo lugar la incineración de Aoi.
210. Kokinshu, 952.
211. Al referirse a sus «mangas estrechas», Hanachirusato está reconociendo su inferior posición social.
212. Gosenshu, 1333.
213. Las cuatro de la tarde. Teniendo en cuenta que Suma distaba de la capital unos cien kilómetros, en aquel tiempo era imposible cubrir aquella distancia en un día, pero seguramente Murasaki no dio importancia al detalle. Otros creen que, aunque no se nos diga, «hizo noche» en Naniwa (Osaka).
214. Procede de los famosos Cuentos de Ise, 7, y dice así:
Es tanta mi añoranza por lo que dejo tras de mí,
Que envidio a las olas que regresan al punto del que partieron.
215. Po Chu-I.
216. Conocemos la historia de este personaje a través de una pieza de teatro No muy posterior, obra de Kuanami, luego revisada por el célebre Seami. Se trata de Matsukaze. En ella se nos habla de un noble, Yukihira, exiliado a la costa de Suma, donde trabó amistad con dos pescadoras, Matsukaze y Murasame, a las que ayudaba a llevar los cubos de agua marina desde la costa al horno de sal. Dejó un par de poemas sobre sus experiencias en el lugar que se hicieron muy famosos. (Véase Arthur Waley, The No Plays of Japan, Unwin Paperbacks, London Sydney Wellington, 1988, pp. 268 y ss.)
217. Referencia a la práctica de obtener sal hirviendo agua de mar.
218. Las muertes de Yugao y Aoi a causa de los celos desaforados de la princesa, pero que se han producido con independencia de su voluntad.
219. Entiéndase un bodisatva.
220. La noche de este día pasaba por ser el plenilunio más espléndido del año y se festejaba con música y poesía.
221. Forma poética de referirse a Heian Kyo.
222. El emperador Suzaku, hermanastro de Genji. En el poema que sigue, Genji da a entender que, a pesar de que se siente injustamente tratado por él, le echa de menos. Estos sentimientos encontrados se traducen en las dos mangas mojadas (una, de lágrimas de amargura; la otra, de amor).
223. Dazaifu, en las cercanías de la actual Fukuoka, fue en su origen una fortaleza militar levantada en el siglo VII en Kiushu y, andando el tiempo, se convirtió en la capital administrativa de toda la isla. De las cuatro islas más grandes del archipiélago japonés, Kiushu (o Tsukushi) es la que se encuentra en el extremo suroeste. Le siguen, en dirección noreste, Shikoku, Honshu, la más importante, donde están las ciudades de Tokio, Osaka y Kioto, y Hokkaido, famosa por el centro de deportes de invierno de Sapporo.
224. Referencia a Kokinshu, 508.
225. Kokinshu, 961.
226. Nyudo en el original. Literalmente significa «camino de entrada». Un nyudo es un hombre que ha hecho los votos preliminares y vive entregado a la devoción en su propia casa. Es, pues, un clérigo «a medias» (como nuestros diáconos), pues no está del todo ordenado ni vive en un monasterio (de ahí que traducirlo por «novicio» como han hecho otros no nos parece acertado).
227. Más adelante la autora parece contradecirse sobre este punto.
228. Es decir, le encontraría un esposo. El santuario se hallaba en la costa cerca de la ciudad de Naniwa (la actual Osaka).
229. Aquí el ganso es el propio To no Chujo, que lamenta abandonar su «casa de siempre» (la compañía de Genji).
230. El famoso zesho: biombo o cortina con un pino pintado que sirve de telón de fondo a las ceremonias sagradas sinto. Andando el tiempo, pasará a ser el decorado típico de las piezas de teatro No.
231. Se decía que el Rey Dragón buscaba un hombre guapo para casarlo con su hija.
232. O Sutra Prajnaparamita. Esta ceremonia era conocida en Japón como Ninno-e y sólo se celebraba en circunstancias de gravedad excepcional.
233. Es decir, una manifestación de Buda.
234. Akashi está a unos veinte kilómetros de Suma.
235. Shinkokinshu, 1515.
236. El biwa propio de los músicos ambulantes.
237. Gosenshu, 103.
238. La cortesía exigía que la mañana siguiente a la noche en que un hombre y una mujer habían dormido juntos por primera vez, el afortunado amante enviara una carta a la dama alabándola y agradeciéndole sus favores. Se la llamaba «la carta del día siguiente».
239. Referencia a su aventura con la hija del diácono.
240. En realidad de Genji.
241. La «cuerda de en medio» no cambia nunca de afinación, mientras que las demás admiten diversas afinaciones.
242. La actual Osaka.
243. El poema, de Ukon (Shunshu, 870), sigue diciendo: «Quien debe preocuparse es el que juró fidelidad de por vida». Por lo tanto, su observación conlleva un claro reproche elegantemente expresado.
244. Referencia a una vieja leyenda, según la cual los dioses Izanagi e Isanami (los equivalentes de Adán y Eva de Japón) tuvieron un hijo en forma de sanguijuela y como, pasados tres años, no era capaz de tenerse en pie, lo lanzaron al mar en una barca. De ello se desprende que el exilio de Genji ha durado tres años.
245. El cargo conferido a Genji (naidaijin) era supernumerario, es decir, podía estar cubierto o no (a diferencia de los de ministro de la izquierda y de la derecha, ambos imprescindibles en el organigrama oficial), carácter que también tenía el de canciller (daijodaijin) que se confiere luego a su suegro (véase Introducción: «El marco político: los Fujiwara»). A la muerte de su suegro, Genji pasará a ser canciller y To no Chujo, ministro «del centro».
246. Sino hacia la muerte.
247. Se refiere a Murasaki.
248. La fecha coincide con la fiesta de los Iris.
249. Kokin rokujo, 1888.
250. He aquí, resumido en una línea, el rasgo especial del carácter de Genji que lo hace tan distinto de los donjuanes de la literatura occidental.
251. La actual Osaka.
252. Construido en el siglo VII y muy citado en poesía.
253. Se ha sugerido que aquí la alusión podría ser doble: del mismo modo que las boyas flotan en el agua sin hundirse, el amor de Genji por la dama de Akashi sobrevive a las nuevas circunstancias, y así como las boyas sirven para que los barcos que entran en el canal se orienten y no embarranquen, Genji será el guía de la dama en esta nueva etapa de su vida.
254. Juego de palabras intraducible: las sílabas mino, que conforman el nombre de la isla, pueden significar también «impermeable de paja».
255. Un santuario sintoísta.
256. En este punto de la historia el emperador Reizei tiene siete años y la hija de Rokujo diecinueve. La diferencia de edades es, pues, muy notable.
257. La anticuada Suetsumuhana sólo acepta el sintoísmo, y todo lo relacionado con el budismo le produce horror.
258. Kokinshu, 948.
259. Kokinshu, 951.
260. Se refiere al vínculo que la unía a Jiju.
261. Fragancia que se asocia en la novela a Hanachirusato.
262. Kokinshu, 982.
263. Kokinshu, 1098.
264. Uno de los accesos a la capital, a unos ocho kilómetros al este de Heian Kyo. Osaka significa «colina de los encuentros», y no tiene nada que ver con la ciudad moderna del mismo nombre, entonces llamada Naniwa.
265. Se refiere al lago de Biwa.
266. Se refiere al vicegobernador de Hitachi y esposo de Utsusemi.
267. Trece años.
268. Se trata de la hija de To no Chujo, cuñado de Genji, y de una hija del ministro de la derecha.
269. Por influencia de China era muy estimada la pintura sobre rollos de papel o de seda que podían llegar a tener decenas de metros de longitud por unos treinta o cuarenta centímetros de anchura. El aficionado los miraba haciéndolos correr de derecha a izquierda.
270. Ya se ha dicho que una de las características de la civilización Heian era la obsesión que tenían todos y todas por estar a la última moda. Sólo se admiraba lo auténticamente fashionable.
271. Vieja leyenda del siglo IX, en la cual un anciano matrimonio sin hijos encuentra a una hadita dentro de una caña de bambú, la adopta y ella crece en su casa. Atraídos por su belleza, muchos aspiran a su mano, pero la joven los pone a prueba hasta que un día, muertos sus padres «humanos», desaparece regresando al cielo del que procedía.
272. Se refieren a dos pretendientes que aparecen en la leyenda y a las pruebas que la princesita les propone.
273. Artistas del siglo X.
274. Se trata de otra leyenda antigua: durante un viaje de Japón a China, el héroe naufraga y va a parar a las costas de Persia. Allí encuentra una cítara mágica que lo convierte en un músico apreciadísimo tanto en la corte de Japón como en la de China.
275. Artistas de la segunda mitad del siglo X.
276. Una colección de breves historias de amor sembradas de poemas.
277. Historia de amor protagonizada por Jo-zammi y Hyoe no Ogimi.
278. Héroe de los Cuentos de Ise.
279. Nieto del famoso Kose no Kanaoka. «Floruit» alrededor de 960.
280. Se refiere al palacio imperial.
281. Piénsese que, siendo la mayor parte de las pinturas expuestas en el formato de rollos, para su adecuada contemplación había que irlos desplegando o desenrollando por un lado mientras iban siendo simultáneamente enrollados por el otro. Es decir, pasaban por delante de los ojos del espectador de derecha a izquierda como una «película», y lateralmente.
282. Afluente del Katsura.
283. Se refiere a su hija.
284. Entre las siete y las ocho de la mañana.
285. Kokinshu, 409.
286. Parece que Genji se está construyendo una casa allí.
287. Vieja leyenda china en la que un leñador, viendo jugar al ajedrez a dos eremitas, pierde la noción del tiempo. Cuando el juego termina, él cree que ha durado unos minutos cuando en realidad ha durado tantos años que el mango de su hacha ha echado raíces y está cubierto de hojas.
288. Se trata de pescadores que pescan mediante cormoranes adiestrados como en una cetrería acuática.
289. El laurel. Referencia al propio Genji.
290. Juego de palabras: katsura quiere decir «laurel». Según una leyenda japonesa, el laurel es una planta que crece en la luna y que, por lo tanto, se asocia con la luz.
291. Genji está pensando en Akaji, que es casi homófona con Awaji.
292. En este poema la luna es una referencia al viejo emperador difunto.
293. Cancioncilla obscena muy popular en la época.
294. Referencia a la leyenda de las estrellas llamadas la Tejedora (o, en Japón, «la princesa Tanabata») y el Boyero o Altaïr y Vega, que, aunque se aman, sólo coinciden en el cielo una vez al año, justamente el día siete del mes séptimo.
295. Genji quiere casarla con el «heredero aparente» en cuanto el joven emperador Reizei sea padre de un varón.
296. Hasta los hombros.
297. Los «niños celestiales» eran unos amuletos apotropaicos en forma de muñeca, que tenían la virtud de atraer sobre sus cabezas los males que hubiesen tenido que caer sobre la criatura protegida.
298. Canción popular que reproduce el diálogo entre un hombre y su esposa:
Él: «Detén la barca, niña bonita. / Tengo que remar hasta una isla/ donde tengo un campo de veinte acres que sembrar,/pero mañana regresaré».
Ella: «Dices que mañana regresarás./ Pero allí te espera una mujer./ Mañana no regresarás./ No, mañana no regresarás».
299. Véase el capítulo 8.
300. Kokinshu, 832. Se trata de un poema de Kamutsuke no Mineo que llora la muerte de Fujiwara no Mototsune con estas palabras.
301. En Japón el gris es el color de luto por antonomasia.
302. Era frecuente rechazar los cargos más elevados un par de veces antes de aceptarlos. Teniendo el cargo de canciller carácter supernumerario, no era imprescindible que estuviera ocupado. A cambio, Genji se ve promovido del segundo rango al primero, que es el propio de un canciller. También la autorización para entrar en el palacio imperial en carruaje propio sólo correspondía a los dignatarios más altos (príncipe, regente o canciller).
303. Cita de un poema que no se ha identificado.
304. Véase el capítulo 10.
305. Se trata, lógicamente, de Fujitsubo.
306. Hanachirusato.
307. Es decir, Genji pretende que si Akikonomu da un hijo varón al emperador, procure que se case con la hija de la dama de Akashi.
308. Akikonomu quiere decir «la que ama el otoño».
309. Gosenshu, 82.
310. Kokin rokujo, 1726.
311. Asagao quiere decir «dondiego de día» (bot. Convolvulus tricolor).
312. Los japoneses creían que las alegrías y la visión de cosas hermosas alargaban la vida.
313. El de gran vestal del Kamo.
314. Kokinshu, 501.
315. Para no ser sorprendido por Murasaki.
316. Alusión a un poema del Kokinshu, 1108.
317. Asagao es budista y el santuario del Kamo sintoísta, de modo que mientras fue su sacerdotisa por imposición del emperador, estuvo actuando en contra de su verdadera fe.
318. El arroyo es Murasaki y Genji la luna.
319. Mitsu no se o sanzu no kawa. Literalmente, «el río de los tres vados». El río que separa el mundo de los vivos del de los muertos. Viene a ser el equivalente del Aqueronte de los clásicos grecolatinos.
320. Primero del verano.
321. Recuérdese que en el festival del Kamo las mujeres se adornaban con guirnaldas y ramilletes de laurel y de acebo.
322. Clásico de la historiografía china del siglo I a. C.
323. Ni Fujitsubo ni Akikonomu, esta última hija de un hermano del viejo emperador y la princesa Rokujo, eran hijas ni nietas de un miembro del clan Fujiwara. Muerto el ministro de la izquierda, máximo representante de dicha familia, parecía que todo apuntaba a To no Chujo como nuevo jefe de la misma.
324. Es decir, por la hija del príncipe Hyobu, que era hermano de Fujitsubo.
325. Aunque el príncipe Zembo, padre de Akikonomu, era heredero aparente al casarse con Rokujo, murió antes de acceder al trono.
326. Tal vez se refiere a la posición un tanto forzada que debe adoptar la intérprete, que tiene que arrodillarse o echarse junto al instrumento para tañerlo, puesto que el koto es como una mesita baja. Las geishas preferirán el samisen, que es como una mandolina, pero eso será a partir del siglo XVI.
327. Su hija Kokiden.
328. El heredero aparente es ahora un hijo del ex emperador Suzaku.
329. Cita de un poema no identificado, del cual se ha tomado el nombre de la joven: «nube».
330. Referencia al sexto rango del muchacho.
331. Entiéndase: «Dime cómo hemos llegado a querernos tanto».
332. Las danzas Gosechi se representaban en el mes undécimo, y formaban parte del festival de las cosechas. Las cinco muchachas que tomaban parte en estas danzas ancestrales, que conmemoraban un episodio de la vida del emperador Tenmu —se contaba que en tiempos fue visitado por unas jóvenes celestiales que danzaron ante él—, eran elegidas por su belleza, aunque todas solían ser hijas de personajes principales (por regla general, tres de cortesanos y dos de gobernadores de provincias).
333. Parece que se trata de Amaterasu, diosa solar.
334. A sus casi treinta y cinco años, Genji tiene ya edad y recuerdos suficientes para ponerse a pensar y a rebuscar en su propio temps perdu. La bailarina de Gosechi funciona en la obra de Murasaki un poco al modo de la famosa magdalena de Proust, abriendo el «baúl de los recuerdos» del héroe.
335. Es precisamente esta «doncellita (Otome) de mangas celestiales» la que da título al capítulo.
336. La banda que llevaban las bailarinas de Gosechi como parte de su atuendo.
337. Esta ceremonia sólo correspondía, en principio, al emperador. Por lo tanto, resultaba anómalo que también se celebrara en el palacio del canciller.
338. Véase el capítulo 8. Una vez más vuelven los recuerdos, que se convertirán en auténtica obsesión de los miembros de la «segunda generación», que es la de Genji, Murasaki y To no Chujo, de las cuatro que aparecen en la obra.
339. Para entender el sentido último de estos poemas conviene recordar que, tal como ya hemos indicado en otro lugar, el budismo japonés no se contentaba con ver en la condición humana algo triste e impermanente. La perspectiva empeoraba desde el momento en que, en tiempos de Murasaki, se creía que el mundo entero vivía ya o estaba a punto de vivir una fase de decadencia (o mappo), durante la cual el pueblo dejaría de obedecer y de respetar las enseñanzas de Buda (algo así como un apocalipsis búdico). En esta fase postrera, todo (desde el canto de las aves al color de las flores) iría forzosamente a peor.
340. Que se consideraba el más difícil de los tres. Se vivía, pues, en un ambiente de «decadentismo» generalizado como el que conoció la Europa de la segunda mitad del siglo XIX.
341. Porque es hermana de Kokiden.
342. Un cho medía 109,09 metros.
343. Recuérdese que el otoño era la estación favorita de la emperatriz, del mismo modo que la primavera lo era de Murasaki.
344. Diosa del otoño. Aquí alude también a la emperatriz.
345. Se refiere a su breve y trágica aventura con Yugao (véase el capítulo 4). Ahora Genji tiene treinta y cinco años: cuando amó a Yugao y la vio morir entre sus brazos tenía diecisiete.
346. La parte más pobre y abandonada de Heian.
347. Kane no Misaki, en la costa norte de la isla de Kiushu.
348. Que significa «diadema preciosa».
349. También en la isla de Kiushu. Lo mismo cabe decir de Higo.
350. Kokinshu, 546.
351. Poema a todas luces incompleto.
352. Era muy frecuente que los santuarios sinto, que solían carecer de imágenes, conservaran un espejo como símbolo del dios. La importancia de los espejos en el culto sinto puede apreciarse en el delicioso «Diario de Sarashina», también publicado por Ediciones Destino en Tres diarios de damas de la corte Heian.
353. Juego de palabras: la bahía de Ukishima estaba en la provincia de Suo, y puede significar tanto «isla triste» como «isla flotante».
354. Barrio de Heian ocupado por gente humilde.
355. Dios de la guerra.
356. Según una vieja leyenda japonesa, el emperador chino Hsi Tsung tenía una esposa tan fea que la llamaban «Cara de caballo». Obedeciendo un sueño, aquella infeliz mujer se encaró al este y rezó al bodisatva de la misericordia Kannon (Avalokiteshvara) del santuario japonés de Hatsuse. Al instante se le apareció una figura misteriosa y le dio un cuenco de agua. Al lavarse la cara con aquel agua se convirtió en la mujer más bella de China.
357. Sólo los peregrinos que iban a implorar una gracia tenían la obligación de ir a pie. La servidumbre o los acompañantes podían ir a caballo o en litera.
358. Como en la épica y en la tragedia griegas (y también en el cuento popular) empiezan unas cuantas escenas de anagnórisis, viejo recurso narrativo del que Murasaki hace un uso muy limitado y contenido en su dilatada novela. Hay que pensar que, desde su punto de vista, no se trata de una «feliz casualidad» sino de un milagro de Kannon, bodisatva muy adorado en China y Japón.
359. O «Señor», porque Kannon, bodisatva originariamente masculino, se presentaba a veces bajo forma femenina.
360. Aunque Tamakazura no pertenece a la familia imperial, es una Fujiwara por parte de padre.
361. La hija de Genji y de la dama de Akashi.
362. Fujitsubo.
363. Alusión a la efímera aventura de Genji con Yugao, que acabó con la muerte prematura de ella. Ukon procura que Murasaki no se entere de los detalles, y se refiere a las flores que adornaban la casa de Yugao y no a Yugao misma.
364. Cuando Tamakazura habla de «raíces», se está refiriendo a sus propias raíces, es decir, a su padre.
365. Se refiere a los celos destructores de la princesa Rokujo, que provocaron la muerte de Yugao.
366. La «misma persona»: Yugao, amante de Genji y madre de Tamakazura. De este poema deriva el nombre elegido por la tradición literaria para denominar a la muchacha, «diadema preciosa»: Tama-kazura.
367. Yugiri piensa que es su hermana.
368. Los traductores del Genji discrepan mucho sobre los colores y detalles de las piezas correspondientes a las diversas damas. Nos hemos inclinado por las soluciones «mayoritarias», cuando las hay, dando entrada también a nuestra propia imaginación.
369. Utususemi y Suetsumuhana siguen viviendo en el palacio de Nijo.
370. Una superstición japonesa muy extendida consistía en creer que, para soñar con alguien en especial, había que dormir con una prenda al revés. Nuestros abuelos creían que si alguien se ponía una prenda al revés, llovería.
371. Todos los traductores subrayan el hecho de que Chujo ha estado siempre enamorada de Genji, aunque el texto no lo dice.
372. Sinónimo de longevidad.
373. Otro símbolo de longevidad.
374. El «primer trino» de este poema —símbolo de la llegada de la primavera— ha dado título al capítulo. Aquí el ruiseñor artificial —y, por tanto, mudo— es también una imagen de la niña, cuya voz la dama de Akashi no puede oír, pues no convive con ella.
375. En caso contrario, hubiese tenido que hablar con ella a través del kichó.
376. Kokin rokujo, 4385.
377. Se desconoce el sentido de esta palabra. ¿Tal vez una onomatopeya o un error textual?
378. Recuérdese que sólo Suetsumuhana y Utsusemi siguen viviendo en Nijo.
379. Se trata de otro hijo de To no Chujo.
380. Último de la primavera.
381. La «música acuática» no es, pues, un invento de Haendel.
382. Es la planta fanerógama conocida como «espírea de Japón», cuyas flores son de un amarillo casi dorado. Los botánicos la denominan kerria y los alemanes Goldröschen («rosita de oro»). Excepcionalmente hemos mantenido el nombre japonés.
383. Lugar famoso por sus plantaciones de yamabuki.
384. País mítico parecido a nuestra Jauja.
385. Una de las seis tonalidades de la música llamada cortesana (gagaku), vinculada a la primavera.
386. Los títulos de estas canciones chinas podrían servir perfectamente, traducidos al alemán, para los valses y polcas de la dinastía vienesa de los Strauss. Lo cierto es que el mundo Heian en la época de Genji presenta muchas características de aquella apocalypse joyeuse que se asocia con los últimos tiempos del imperio austrohúngaro.
387. El cambio de una tonalidad mayor a menor o viceversa se llamaba en Japón kaerigoe.
388. Hotaru piensa que Tamakazura es hija de Genji. A diferencia de lo que ocurría en China, en Japón el matrimonio entre tío y sobrina no se consideraba incestuoso.
389. El matrimonio de Confucio fue (como el de nuestro Sócrates) muy desgraciado.
390. Genji y Tamakazura se llevan unos catorce años.
391. Que es medio hermano de la joven.
392. Efectivamente: tiene veintidós años.
393. La flor del naranjo simbolizaba la memoria o el recuerdo. Genji recuerda a Yugao.
394. Obsérvese que Genji se desnuda, pero no trata de desnudarla a ella, que es lo que con toda probabilidad haría un seductor occidental. Ya hemos dicho que los japoneses no encontraban especialmente erótico el desnudo femenino. Incluso en los famosos shunga, xilografías eróticas de los siglos XVIII y XIX, la geisha de turno suele aparecer casi completamente vestida en el momento del coito.
395. Es a partir de este episodio que la tradición literaria ha dado nombre al príncipe: hotaru significa «luciérnaga».
396. Unos tres metros.
397. Las trece horas, aproximadamente.
398. Esta novela no ha llegado hasta nosotros, pero parece que trataba de una madrastra que intentaba casar a la fuerza a la protagonista con un viejo profundamente desagradable.
399. En los escritos de doctrina búdicos las parábolas son tan frecuentes como en los evangelios cristianos. Murasaki compara dichas parábolas con la novela: aunque se trata de historias inventadas, el mensaje que se oculta detrás de ellas es real. La novela, aunque «falsa», nos ayuda a conocer mejor a los hombres «de verdad».
400. Novela perdida. Debía de tratar, a juzgar por el comentario de Genji, de una historia de amor entre niños.
401. Até es una dama muy estirada y exigente, y rechaza cuantos pretendientes se le acercan hasta que al fin consigue casarse con el heredero aparente. Seguramente Murasaki encontraba esta novela anticuada y cursi, y aprovechó su obra para criticarla.
402. Por temor a que se repitiera su historia con Fujitsubo.
403. Kokiden, esposa del emperador Reizei, pero «desplazada» en el favor imperial por Akikonomu.
404. Genji sigue teniendo treinta y seis años.
405. Genji viene a decir que To no Chujo tuvo aventuras con todo tipo de mujeres, incluso con las de más baja extracción.
406. Referencia a Kumoi no Kari.
407. Se refiere a Akikonomu, que es ya emperatriz.
408. No se olvide que To no Chujo es un Fujiwara. Yugiri sólo lo es por parte de su madre Aoi.
409. Tokonatsu. Es la palabra que da título al capítulo.
410. Referencia poética no identificada.
411. La hija de la dama de Akashi.
412. Juego nipón de la época parecido al backgammon o tric-trac.
413. Como ya habrá adivinado el lector, tanto la carta como el poema están llenos de alusiones a poemas preexistentes, introducidas en el texto sin ton ni son por su autora para aparentar una cultura de la que carece.
414. Una de las características de los tanka es la referencia a un lugar geográfico: obsérvese cómo Omi las acumula sin ton ni son.
415. Árbol arbustiforme con flores de un blanco verdoso y madera muy dura que se usaba para fabricar husos de rueca. Bot.: Evonymus sieboldianus.
416. Los traductores no se ponen de acuerdo a la hora de buscarle una correspondencia con las tonalidades clásicas occidentales. Tampoco tiene mucha importancia.
417. Arbolillo sobre cuyo equivalente occidental no se ponen de acuerdo los traductores.
418. La de su prima Kumoi no Kari.
419. Está claro que Genji teme que su historia con Fujitsubo se repita. Y, de hecho, se repetirá, pero sus protagonistas no serán Yugiri y Murasaki, sino Kashiwagi y la Tercera Princesa, con la cual todavía no se ha casado. Nótese la trayectoria ascendente y descendente de la «carrera sentimental» de Genji: seductor exitoso en su juventud y primera madurez, fracasa luego en sus «avances» ante las inexpugnables Asagao, Akikonomu y, hasta cierto punto, Tamakazura, para acabar tocándole el triste papel de cornudo en su último matrimonio.
420. Waley, con unos escrúpulos muy victorianos, suprime en su traducción toda la escena que sigue entre Genji y Tamakazura, en la cual Yugiri hace el papel de voyeur.
421. Se trata del Physalis alkekengi, también conocido como «linterna japonesa».
422. Ominaeshi.
423. Obsérvese la obsesión de Genji con su edad.
424. Recuérdese que cuando Genji ve por primera vez a Murasaki (capítulo 6), la niña también va vestida de color espliego (o púrpura). De ahí su nombre.
425. Murasaki, Tamakazura y la princesita de Akashi. Si pensamos que la primera es la mujer de su padre y las otras dos son sus «hermanas» (al menos, eso cree Yugiri), nos hallamos ante una fantasía sexual teñida de incesto.
426. Un lugar que se encontraba al oeste de la ciudad vieja.
427. No se olvide que son padre e hijo.
428. Estado personal de impureza derivado de haber tenido contacto reciente con un cadáver o alguna circunstancia similar.
429. Referencia al emperador.
430. Es decir, «tanto si eres hija de Genji como de To no Chujo».
431. El llamado kara-ginu.
432. Alusión a un cuento popular.
433. Posición que equivale a nuestro «cruzar los dedos».
434. Arthur Waley suprime en su clásica versión las dos escenas que siguen, ambas indudablemente shocking para la moral de un casi victoriano.
435. Debido a la muerte de la princesa Omiya, de la que se hablará más tarde.
436. Fujibakama. Parece que se trata de la planta de nombre científico Eupatorium fortunei, perteneciente a la familia de los ásteres y los crisantemos. Sus flores se presentan en racimos violáceos o purpúreos. Hemos optado por traducir su nombre literalmente.
437. Genji tiene treinta y siete.
438. De soltera a su padre, de casada a su esposo, de viuda a su hijo mayor.
439. Referencia a los favores del emperador.
440. Los japoneses creían que, cuando una mujer moría, salía a su encuentro el espíritu de su primer amor para ayudarla a cruzar el río de los muertos o de los tres vados (Mitsuse).
441. La autora describe perfectamente los síntomas de un proceso depresivo.
442. Recuerde el lector que nos encontramos en una sociedad poligínica, de manera que lo que sugiere Higekuro es absolutamente normal entre los de su clase.
443. Makibashira quiere decir «pilar de ciprés». Algunos traductores atribuyen este nombre a la madre, esposa de Higekuro, y otros a su hija. Hemos seguido el primer criterio por razones de comodidad, pues la madre resulta mucho más citada en el capítulo que la hija. Sieffert, auténtico heterodoxo en cuestiones de botánica, traduce «pilar de cedro», y no «de ciprés», y Royall Tyler, «pilar hermoso» (Handsome Pillar).
444. ¡Seis!
445. Téngase en cuenta que el heredero aparente es hijo del emperador anterior, Suzaku, y que nació poco antes del exilio de Genji: debía de tener, pues, unos once o doce años.
446. Referencia a Higekuro.
447. El color lila era, también, el que correspondía a las damas de la corte de tercer rango.
448. Referencia a una vieja historia muy conocida que ocurrió en el siglo IX, protagonizada por dos nobles Fujiwara que se enamoraron de la misma mujer. Cuando finalmente uno de ellos la consiguió, el otro reprochó a la dama su actitud. La dama le respondió reprochándole su pasividad.
449. Manyoshu, 1428.
450. Tamakazura se compara desfavorablemente con las otras mujeres del emperador, y le pide que no se olvide de ella.
451. Referencia a un episodio de los Cuentos de Ise, en el que una emperatriz es secuestrada.
452. Del emperador Suzaku, sucesor del «viejo» emperador.
453. Kokin rokujo, 3333.
454. Los japoneses extraían un tinte de las gardenias que daba a las ropas un color amarillo pálido. Recuérdese el amarillo dorado que caracteriza los yamabuki. La referencia procede del Kokin rokujo, 3508.
455. Ide era un lugar en la provincia de Yamashiro famoso por sus yamabuki.
456. Alusión incierta: puede tratarse de Higekuro, de To no Chujo o del propio emperador.
457. Kokiden (2).
458. El sentido del poema es diáfano: «Si no te dejan casar con Kumoi no Kari, no pierdas el tiempo y deja que yo te consuele».
459. La hija de la dama de Akashi. En este capítulo Genji tiene ya treinta y nueve años.
460. Kokinshu, 38.
461. Así llamada porque se percibe su olor a la distancia de cien pasos.
462. Es lógico que no tenga nada que decir porque el poema, como el anterior, es irónico. Hotaru no tiene esposa, pues es viudo y Tamakazura lo ha rechazado. Más adelante se casará con la hija de Higekuro y Makibashira.
463. Sobre las veinte horas.
464. Pasada la medianoche.
465. Es decir, de la princesa Rokujo, madre de Akikonomu.
466. Se trata del mausoleo de los Fujiwara.
467. Las glicinias son de color purpúreo, y la púrpura estaba asociada en Japón (como en otras culturas) a los rangos más altos. Con ello, To no Chujo está insinuando a Yugiri que llegará muy lejos.
468. Tema favorito de la literatura china. No se olvide que tanto el confucianismo como el sintoísmo se asientan sobre la idea del culto de los antepasados: los antepasados de la familia, del clan y de la nación. Si hay que honrar la memoria de los antepasados muertos, con mayor razón procede mostrar el máximo respeto hacia los vivos.
469. Las glicinias son Yugiri y el pino Kumoi. No se olvide que las glicinias suelen crecer sobre los árboles, en especial los pinos.
470. Referencia a To no Chujo. No se olvide que las glicinias suelen crecer sobre los árboles, en especial, los pinos.
471. Se trata de la clásica «carta de la mañana siguiente», que envía el amante a su amada después de la «primera noche».
472. De su relación con la hija de Koremitsu, la bailarina de Gosechi, que parece prolongarse después de su matrimonio, nacen varios hijos, de modo que la cuestión de la importancia es muy relativa.
473. Genji intuye que, en este momento de su vida, ha alcanzado la cúspide del poder y de la dicha terrenal, tanto en la esfera política como en la familiar, y que a partir de ahí sólo puede empezar un declive. Los acontecimientos ulteriores le dan la razón.
474. Es la muchacha que intervino en las danzas Gosechi del capítulo 21.
475. El acebo.
476. El laurel era, juntamente con el acebo, la otra planta sagrada del festival del Kamo. También se asociaba, como hoy, con el éxito en los exámenes universitarios.
477. El emperador Reizei, que se sabe hijo de Genji, se siente como un usurpador del trono, un trono que, a su juicio, debería ocupar su padre verdadero.
478. Sobre las nueve de la mañana.
479. Véase el capítulo 7. Una vez más, el goce de los protagonistas proviene del recuerdo de acontecimientos pasados, y no del presente. La generación de los Genji, Suzaku, To no Chujo, Hotaru, Koremitsu y sus mujeres ha entrado en la fase «terminal» del «tiempo recobrado» o «recordado». Ahora el presente pertenece a los Yugiri, Kashiwagi, Kumoi, Tamakazura, etc. Y muy pronto estos últimos serán desplazados por una nueva generación, la de los Niou, Kaoru, Oigimi, Naka no Kimi y Ukifune. Pero los «días gloriosos» del «príncipe resplandeciente» ya no regresarán jamás ni se verá en Heian nada que se le parezca. En este capítulo asistimos al punto de inflexión de la obra. Si, de un lado, se «reconstruye» el vínculo roto con la muerte de Aoi mediante el nuevo enlace de Yugiri, hijo de Genji, y Kumoi no Kari, hija de To no Chujo, a partir del siguiente, lo que queda del mundo de Genji entra en fase de liquidación.